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Abril/2014

Edición Abril Nº129

Sheryl Sandberg vive en California con su marido y dos hijos pequeños. Hasta ahí puede ser la historia de cualquier mujer ama de casa y trabajadora, claro, como muchas de ustedes. Pero no lo es. Con sus 44 años tiene una larga carrera de estudios en Harvard y una trayectoria laboral que bien impresiona: ex-vicepresidenta de ventas globales y operaciones online de Google y ex- jefa de personal del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Sheryl se ubica hoy, y no es para menos, como una de las mujeres más influyentes del mundo en el ámbito empresarial. Llegar hasta ahí, seguramente, no le ha sido fácil. Porque la combinación de ser mujer y salir al mercado laboral con las ganas de ocupar cargos que históricamente han estado liderados por hombres ya sabemos que para nosotras, mujeres, es complicado.
Hoy seguramente ya tiene muchos aspectos de su vida laboral resueltos, ella llegó muy lejos. Pero no abandona los retos. Y lo que está bueno es que ahora busca ayudarnos. Si, ayudarnos a nosotras, las mujeres que estamos buscando nuestro lugar en el ámbito laboral y queremos también ser madres. Y por eso acaba de lanzar un libro que en español se titula “Vayamos adelante: Las mujeres, el trabajo y la voluntad de liderar”. Todas las ventas del libro decidió donarlas a Lean In, una organización sin fines de lucro que alienta a las mujeres a perseguir sus metas; con lo que afirma sus ganas de seguir ayudándonos.
Lo interesante de ella es que no dice que trabajar fuera de casa sea lo correcto. Sino que da consejos para que demos los mensajes correctos si queremos permanecer en el mundo laboral. Hace énfasis en tres puntos. Primero es creer en nosotras mismas y negociar por nosotras mismas, es decir que seamos dueñas de nuestro propio éxito. Lo segundo es que hagamos de nuestra pareja un verdadero compañero. Y el tercero, y en el que me quiero detener, es que no nos demos por vencidas antes: “No se vayan antes de irse”, propone. Y reflexiona por todas nosotras: “Desde el momento en que la mujer empieza a pensar en quedar embarazada, incluso antes, se pregunta: ¿cómo voy a compaginar todo esto con todo lo otro? Y literalmente, desde ese momento, ya no vuelve a levantar la mano en una reunión, ya no busca un ascenso, ya abandona un nuevo proyecto, ya no quiere más retos y empieza a retirarse silenciosamente. ¿Y luego? Todas las que han pasado por esto, una vez que tienen un hijo en casa, y doy fe de esto, se piensa: más vale que el trabajo valga la pena (porque es muy difícil dejar al bebé), el trabajo tiene que ser desafiante, debe dar satisfacciones, una tiene que sentir que marca la diferencia. ¿Y si pasaron casi 2 años (3 o 4 meses esperando quedar, 9 meses de gestación, 3 de licencia maternal y 6 meses para recuperar el aliento) y no tuviste un ascenso? ¡Si dejaste de buscar nuevas oportunidades te vas a aburrir!”
El consejo que nos da, es “quédense con el pie en el acelerador hasta que tengan que hacer una pausa para tener al bebé y recién ahí entonces tomen las decisiones”. No nos apresuremos. Sé que no es sencillo, pero concuerdo sobre todo si tenemos un trabajo que nos da satisfacciones y buena remuneración.
Y una vez que la maternidad haya llegado a nuestras casas me uno a esta tan elocuente frase que tanto me gusto: “Ser madre significa no pensar en lo que has renunciado para tener un hijo, sino en todo lo que has ganado por tenerlo”.
Hasta mayo.
Rosina Campomar

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