El post parto es el tiempo que sobreviene al parto y constituye una experiencia física, emocional y social con una mezcla de grandes cambios, emociones muy intensas y ajustes al nuevo rol que se está estrenado, el de ser madre. Pero no solo la reciente mamá vive un tiempo de adaptación, el papá tiene también sentimientos encontrados, de tristeza, miedo, angustia, alegría y euforia. Y para comprender mejor este proceso, haremos una distinción en tres fases.
Primera fase: transición hacia la maternidad
En esos días inmediatos al parto se da una transición del embarazo a la maternidad. Lo perdido es el embarazo. Lo adquirido es el bebé. Entonces, hay que transitar por una serie de duelos y una sensación de vacío. Se extraña la panza, a ese bebé fantaseado durante los 9 meses y que ahora es real. Muy real, llora, demanda atención y presencia las 24 horas.
“Puede pasar que extrañes la panza y que ese bebé fantaseado y que ahora es real sea diferente al imaginado”
Son días de enormes cambios. Físicamente, el cuerpo comienza a recuperarse de lo que significó el parto (vaginal o cesárea). Se denomina a estos primeros momentos puerperio donde se producen transformaciones progresivas que hacen regresar paulatinamente todas las modificaciones gravídicas. Esto se logra mediante un proceso involutivo donde se restituyen estas modificaciones a un estado pre gravídico. Comienza el amamantamiento.
Emocionalmente se dan sentimientos opuestos que van desde la excitación y alegría a la incertidumbre, tristeza y cansancio.
Si la experiencia del parto fue satisfactoria, esto se va a traducir en sentimientos de confianza y seguridad, y si en cambio en el parto se presentaron algunas complicaciones o procedimientos no esperados, los sentimientos pueden ser no tan alentadores, a pesar del apoyo que seguramente haya recibido la mama.
“Consejo: decir que sí a toda la ayuda que se nos ofrezca, no se puede con todo”
Poder decir no, sincerarse consigo misma y con los demás, poder manifestar sentimientos sin vergüenza y miedo, acudiendo a la ayuda que ofrezcan los seres más cercanos, constituye un adecuado recurso para las nóveles mamás.
Segunda fase: ajuste a la convivencia con el bebé
Ya en casa los papás deben comenzar a organizarse con el recién llegado. Si son primerizos todo será nuevo y se irán descubriendo día a día. En cambio, cuando hay otros hijos, habrá que integrar al recién nacido a la dinámica del hogar.
En los primeros encuentros mamá y bebé se da una relación llamada simbiótica y al decir del psicoanalista D. Winnicott la mamá funciona de “holding” o sostén teniendo la capacidad de ir decodificando sus vivencias.
De las situaciones que ocurren en el post parto tal vez la que más preocupa a los papás es la fatiga y el sueño interrumpido por las necesidades obvias del bebé. También está el tema de cuándo y cómo reanudar las relaciones sexuales y encuentros íntimos. Puede suceder en un comienzo que la mujer se sienta menos proclive a retomar el contacto sexual debido a los cambios físicos y emocionales vivido. Puede tener miedo a sentir dolor, tras una episiotomía, falta de lubricación vaginal, deseo sexual disminuido y tener una auto imagen corporal menos atractiva. Pueden ser tiempos para buscar formas alternativas de expresarse el amor y el cariño, para paulatinamente ir retomando el ritmo perdido.
Tercera fase: retomar rutinas
Actualmente, la mayoría de las mujeres trabaja fuera de su casa, y comparte diversas actividades sociales, lo que está muy bien.
Luego de este período de introspección de los primeros tiempos del post parto, los humanos tenemos la capacidad de volver a reinsertarnos en nuestras actividades, disfrutándolas e ir paulatinamente retomando la vida, que sin duda será diferente luego de la maternidad.
Quizás al principio parezca imposible pero, poco a poco, las rutinas se van ajustando, todo se reacomoda, y la vida empieza a correr por los carriles de la maternidad. ¡A disfrutarla!
Sandra Jegerlehner
pssandra@vera.com.uy