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Diciembre/2019

ESTADO HIPERTENSIVO DEL EMBARAZO

Estás embarazada…qué lindo momento de disfrutar de esa conexión única entre tú y tu bebé. No hay que olvidarse que lo que mantiene esa conexión es tu bienestar. Esta, es una de las tantas razones por la que son importantes los controles prenatales. Estos permiten valorar el estado de salud general y nutricional de la mamá. Uno de los parámetros que hay que atender en estos controles es la presión arterial.

¿QUE ES?
La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias. Cuando nos tomamos la presión siempre nos dan dos valores: uno representa la presión sistólica y el otro la diastólica. Esto se traduce a que cuando el corazón late, bombea sangre hacia las arterias, acá es cuando la presión arterial es más alta, a esto se llama presión sistólica que es el número de mayor valor. Cuando el corazón está en reposo, entre latidos, la presión arterial baja, a esto se llama presión diastólica que es el número de menor valor. Las cifras de presión arterial normal según la OMS son de: 120-80 mmHg.
Es importante que cada una conozca sus valores habituales de presión arterial, de tal manera de poder visualizar y detectar si existe una tendencia a presión alta o baja durante el embarazo.


EN EL EMBARAZO
En el primer trimestre, la presión arterial suele bajar ligeramente debido a los cambios fisiológicos que se producen. Además, que el sistema circulatorio se está acostumbrando a un mayor volumen de sangre circulando por las venas. A partir del segundo y tercer trimestre, la presión arterial se va normalizando, casi alcanzando las cifras habituales que mantenía antes de quedar embarazada. Es necesario mantener el control de la presión arterial en esta etapa, ya que se pueden detectar anomalías a tiempo, y de esa forma diagnosticar y realizar los cuidados pertinentes para ti y tu bebé.


Las cifras de presión arterial normal según la OMS son de: 120- 80 mmHg.


ESTADO HIPERTENSIVO DEL EMBARAZO
Se denomina estado hipertensivo del embarazo a la elevación de la presión arterial por arriba de lo normal. Se puede presentar antes o después de la semana 20. Según el momento del embarazo en que se manifiesta se clasifica en:


Hipertensión Crónica o Preexistente: es la que se presenta antes del embarazo o de las 20 semanas de gestación.


Hipertensión Gestacional o transitoria: es aquella que comienza después de las 20 semanas de embarazo y desaparece después que tienes a tu bebé.


Uno de los factores de riesgo para la hipertensión es el sobrepeso.


Cualquier de las dos no son para alarmarse, pero sí para estar atentas, ya que aumentan el riesgo de padecer patologías tales como la preeclampsia. Esta se define como la aparición de presión arterial luego de las 20 semanas de embarazo. Por lo general puede manifestarse en el tercer trimestre. La preeclampsia puede provocar daños al hígado o al riñón, que se manifiestan por medio de la aparición de proteína en la orina y la presión arterial alta. Otra patología que se asocia es la Eclampsia que se caracteriza por ser la evolución de la preeclampsia y en la cual podrían aparecer convulsiones.
Es importante que se detecte a tiempo ya que no sólo te pones en riesgo tu, si no también a tu bebé, lo que puede desencadenar en un nacimiento prematuro y bajo peso al nacer, entre otras consecuencias.


PREVENCIÓN
Uno de los factores de riesgo para la hipertensión es el sobrepeso. Como lo hemos visto en artículos pasados, la etapa del embarazo no es la indicada para realizar una alimentación baja en calorías, pero sí es el momento de adquirir nuevos hábitos alimenticios de tal manera de controlar el peso y aumentar de acuerdo a lo recomendado, siempre en base a alimentos que nos aporten los nutrientes necesarios para esta etapa (calcio, hierro, ácido fólico).
Es importante estar atentos a la reducción del consumo de sal. El sodio favorece la retención de líquido, lo que provoca un aumento del volumen sanguíneo, lo que determina una elevación de la presión arterial. También es de relevancia reducción del consumo de los productos ultra procesados ya que algunos contienen una elevada cantidad de este mineral.
Una buena opción para consumir productos bajos en sodio, o sales, es leer la etiqueta y rótulo de los alimentos. No sólo nos importa el sodio, sino también los ingredientes, y como parte de estos esta aquellos que se utilizan como realzadores de sabor o conservadores como el glutamato, nitrato, nitrito sorbato de sodio, entre otros.
Recuerda no adicionar sal a tus comidas, los alimentos por sí solos contienen sodio, por lo que no es necesario el agregado. Aquí será fundamental aprende a percibir el sabor real de los alimentos. Si queremos condimentar, se pueden usar especias como realzadores del sabor.
Recuerden que es conveniente cuando usemos algún alimento enlatado, previo a su consumo, escurrir bien el líquido que lo contiene y posteriormente a esto, lavarlo. Generalmente el líquido que se encuentra es elevado en sodio y en la industria se utiliza como medio de conservación del alimento.
Les recomiendo también disminuir el consumo de quesos y fiambres, por más magros que sean contienen una elevada cantidad de sodio. Cuidar la calidad de las grasas, preferir aquellas que aportan nutrientes tales como el omega 3 y omega 6. Los alimentos en donde podemos encontrarlo son: pescado y aceites.
Es necesario aumentar el consumo de frutas y verduras debido a su aporte de fibra y potasio. El potasio relaja las paredes de los vasos sanguíneos mientras que el sodio las tensa, siendo así la ingesta de alimentos ricos en potasio, la que ayuda a la eliminación de sodio por los riñones, reduciendo su concentración en el cuerpo. Algunas frutas y verduras ricas en potasio son: palta, banana, kiwi, melón entre otros.
No olvidemos de consumir productos lácteos y que sean descremados. El calcio al igual que el potasio nos ayuda a regular la presión arterial.
Por último, pero no menos importante, mantener y aumentar el consumo de agua, y más ahora en la época de calor, ya que la ingesta de agua ayuda a la eliminación de sodio por la orina, además de mantener la temperatura normal del cuerpo.


Es importante estar atentos a la reducción del consumo de sal.


Recuerda siempre consultar a un médico especialista para una correcta guía e implementación de un tratamiento si la situación lo amerita.


Lic. Leticia Tamayo A.
Lic. en Nutrición
tamayoaguirre.l@gmail.com

Fecha
15/12/2019
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