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Diciembre/2019

La pareja tras la llegada del bebé. ¿Ccómo volver a encontrarnos?

Quedamos embarazados y comienza el idilio. Fantaseamos con la idea de familia, nos imaginamos a los tres juntos y, aunque también es posible tener la expectativa de transitar ciertos desencuentros, la realidad de la vivencia se dará cuando comienzas a recorrer la maternidad y paternidad en tu propio cuerpo, cuando la expectativa ceda su paso a la realidad.

Antes que nada te cuento que, variando en intensidad, todas las familias atraviesan una crisis con la llegada de un bebé, sobretodo en familias primogénitas. Cómo transiten esta etapa dependerá de muchos factores: individuales, la historia personal, la historia de la pareja, las redes de apoyo, los recursos, etc.
Como grupo familiar somos un sistema con distintas partes, que mantienen su individualidad y que a la vez formamos un todo. Entonces no sería excepcional esperar que si ingresa a nuestro sistema una nueva parte, la estructura se mueva, necesitando un reacomode. A partir de esto, se hace necesario considerar a las crisis como inherentes al desarrollo humano y sin olvidar que en cada crisis hay una oportunidad de crecimiento. Sólo es cuestión de estar atentos a ella, darnos tiempo y tener paciencia.


Las emociones del puerperio
Durante el puerperio, etapa post nacimiento definida por diversos cambios naturales, fisiológicos y psicológicos, nos encontramos con sensaciones, sentimientos y emociones nunca antes experimentadas. De aquellas que nos llenan de felicidad y de aquellas que nos hunden en el más abrumador dolor. La incertidumbre, la adaptación a nuevas dinámicas familiares, la responsabilidad, el cansancio, el mal humor e incluso la dicha más profunda, nos implica la utilización de ciertos recursos emocionales para poder gestionar estos estados, es así que dependerá bastante de nuestra estructura psíquica, de personalidad y del ambiente, cómo atravesaremos esta etapa. En general nos han enseñado a evitar el dolor y lo desagradable, a poder con todo y no mostrar ápice de vulnerabilidad, anulando así cualquier posibilidad de gestionar emociones negativas. Es así que ahora, esto implica un descubrirnos, construirnos y aceptarnos en la totalidad de lo que somos.


Hola y adiós
Con estas nuevas sensaciones, a veces incontrolables, a veces incomprensibles, le damos paso a una nueva identidad, la de mamá o papá. Luchamos por bienvenirla, pero nos aferramos a nuestras viejas formas, porque como todo, no queremos perderlas. Y es así que nos encontramos, luego de la llegada del nuevo integrante, con la pérdida de lo viejo, con un duelo por aquella existencia e identidad que ya no somos. Entonces, además de adaptarnos a ser tres, a las nuevas responsabilidades, a las postergaciones, tenemos que transitar un duelo. Aunque lo leas y te parezca muy doloroso, se trata de una pérdida necesaria para acompañar a nuestro bebé en su llegada, adaptación y tránsito por esta vida
La maternidad y la paternidad, entonces, conllevan crisis vitales, crisis de identidad. Donde adquirimos un nuevo y bien distinto rol, donde nos acerca a la incertidumbre, a lo desconocido, a una nueva responsabilidad, a una nueva intensidad de amor. Nos pone enfrente una nueva forma de nosotros mismos, reavivando quizás viejas y actuales heridas, y consolidarla e integrarla, lleva un tiempo considerable.
Se dan choques de creencias, entre lo que cada uno de la pareja trae de su propia infancia y crianza, entre lo que cada uno proyectaba que iba a ser como madre y padre, entre las expectativas de unos y otras y lo que ahora, con bebé, marca el instinto. Entonces, la ambivalencia no sería extraña en esta etapa: felicidad por la llegada del bebé y tristeza y desconcierto por toda esta crisis vital.


Mi pareja ya no es la misma
Creíamos que nuestra pareja no iba a poder con todo esto, pero empezamos a admirar que puede con esto y con mucho más. Creíamos que la comprensión infinita que teníamos uno para con el otro era eterna, pero caemos en la cuenta que ahora abunda la incomprensión. Amábamos nuestra intimidad, el tiempo que podíamos pasar juntos y darnos el uno al otro, ahora los tiempos no son los mismos ya que hay alguien más de quien ocuparse. Pasábamos horas conversando sobre todo, hoy podemos hablar de pañales, lactancia, mamaderas, y cuando tenemos tiempo, elegimos dormir.
Este es otro de los duelos por los que transita la pareja y tiene que ver con el encuentro con esta nueva identidad del otro y con la ruptura del ideal, de aquello con lo que fantaseábamos o con descubrir aspectos positivos y asombrosos en el otro, lo cual conlleva también un período de dolor, comprensión, adaptación y reconstrucción. Se trata del desafío de dejar ir nuestra antigua existencia para reencontrarnos cuando la vida de paso a otras experiencias.
La vida en pareja es oscilante en sí misma y la llegada de un bebé, desestabiliza todo lo que pudimos construir hasta ahora. Las oleadas en la pareja, en lo que sentimos, en los encuentros y desencuentros, son normales y esperables. La idea de amor romántico eterno y enamoradizo, debo decirte que no es muy real. Naturalmente y para nuestro propio beneficio, vamos cambiando, evolucionando, creciendo, madurando, nuestros gustos van cambiando, nuestra percepción de la vida lo va haciendo a medida que crecemos. Entonces, te pregunto ¿no crees que es bastante esperable que la llegada de bebé nos cambie?


¿Qué lugar ocupo yo?
Esta es una pregunta muy frecuente. El padre observa la burbuja de fusión corporal y emocional de mamá y bebé y se pregunta en donde cabe su presencia. La madre, que pone todo de sí misma, en la más absoluta postergación, perdiéndose muchas veces de sus propias necesidades, donde su cuerpo se funde en el cuerpo de bebé por la lactancia y los brazos de sostén, el olor y la piel que apaciguan los malestares y desequilibrios propios de la adaptación del bebé al mundo. Ahora somos para sostener, ahora este bebé depende de nosotros y la díada mamá - bebé necesita estar fisiológica y naturalmente fundida. Por varios meses más serán un solo ser. Y aquí es donde el rol del padre se hace básico y fundamental, porque sin sus brazos contenedores, la postergación materna nos enferma y nos agota, porque sin su presencia consciente, nos perdemos y desgastamos.
Otras tantas veces, la consulta se manifiesta por el enojo que trae el que el padre no pierda tantos espacios como la mamá. En estas circunstancias vale apreciar si es real o si no se puede distinguir y aceptar que ambos tienen roles diferentes por naturaleza y que, pasado cierto tiempo, los roles se van equiparando. El bebé por lo general necesita estar mucho tiempo pegado a la madre, es un aspecto natural y esperable en el contacto de los primeros meses y años de vida.
Consecuentemente, esto trae la pérdida de intimidad, en todo sentido. Retomar las relaciones sexuales, conlleva tiempo y paciencia. Retomar los espacios de conversación adulta y sin que gire en torno a bebé, también. Tranquilos, de a poco irán recobrando los espacios de intimidad.


La familia de origen y los cambios de roles
Así como nace una mamá y un papá, nacen abuelos, tíos, etc. Todos ansían poder ver al nuevo integrante, todos adquieren una nueva identidad en función del nuevo ser. Esto muchas veces implica que haya insistencias en poder vincularse con el bebé, haciendo que la familia pierda aún más intimidad. El bebé tiene un poder de atracción irresistible que con sólo mirarlo, verlo, tocarlo, nos deja cuasi extasiados. Sí, pero el bebé no lo hace a propósito y ni siquiera lo necesita, es más, muchas veces es contraproducente por la sobre estimulación. Aquí se ponen en juego múltiples factores en relación a la familia de origen; como la puesta de límites, trasmitir qué es lo que el bebé necesita sin que haya un conflicto, cómo trasmitir lo que la pareja necesita y cómo lo que la familia nueva necesita: tranquilidad e intimidad.


Estamos en crisis ¿y ahora que hacemos?
* Recuerden que hoy no es siempre. Dense tiempo para transitar esta etapa.
* Recuerden que los cambios son naturales y esperables.
* Sean amables entre ustedes y con ustedes mismos.
* Desarrollen la paciencia.
* Tengan presente que las crisis son una enorme oportu-nidad de crecimiento y aprendizaje.
* Dense tiempo para encontrar cada uno su nuevo lugar, mientras tanto conectar con las necesidades del bebé. Olvidarnos de las opiniones y observar nuestros propios deseos.
* Recuerden que el bebé necesita el cuerpo de la mamá y el sostén de papá como rol fundamental
* No es necesario que si hay lactancia, papá le dé mamadera al bebé para generar vínculo. El vínculo con el padre se irá dando de a poco y naturalmente.
* Criar un bebé es una responsabilidad conjunta, con roles diferenciados para cada etapa.
* Creen estrategias para descansar y dormir. La falta de sueño es uno de los factores que apareja mayor irritabilidad y por lo tanto, discusiones.
* Busquen redes de apoyo. Pedir ayuda y dejarse ayudar.
* Dialoguen mucho. Construyan nuevos acuerdos para transitar la vida de a tres.
* Recuerden que también enseñamos a través del ejemplo. Encontrarse, negociar, dialogar para resolver un conflicto, es también trasmitirle un gran aprendizaje a nuestros hijos.
* Si observan que no están pudiendo, la terapia de pareja puede ser buena aliada.
* Aprovechen la crisis, para encontrarse con sus zonas más sombrías, ponerles luz y sanarlas. ¡Recuerden que los hijos son grandes maestros de vida!


¿Y cuándo nada funciona?
Si transitamos las crisis, si nos miramos, nos comunicamos, pedimos ayuda, intentamos todo y no funciona, entonces habrá que plantearse una ruptura en la pareja. No así la disolución de la familia. Es posible ser familia sin ser pareja, que conlleva un trabajo interno de cada parte para poder habilitar al otro en este nuevo rol, generar nuevos acuerdos y asumirse en este nuevo lugar.
Por último, no olviden que traer un hijo a este mundo es maravilloso y gratificante, transitar la crisis, encontrarse con el caos, sumergirse en el dolor y aprovechar la oportunidad que nos trae para ser mejores personas, también.


Lic. Mercedes Pérez Rueda
PSICÓLOGA. PSICOTERAPEUTA
Especializada en perinatalidad, desarrollo
fisiológico y crianza. Doula y Educadora Perinatal
raicesmaternales@gmail.com

Fecha
15/12/2019
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