Nutrición infantil. Comer por ansiedad
Si bien la conducta de comer compulsivamente es típica en adultos como reacción ante estrés, tristeza o ansiedad, también se observa en niños. Para poder ayudar al pequeño a sobrellevar esta situación...
Durante el embarazo, la preocupación mayor está depositada en el momento del parto y las mil y unas interrogantes que nos surgen: ¿cuándo será el nacimiento?, ¿podré con el trabajo de parto y sus molestias? Pero una vez atravesada esa breve e intensa etapa de nuestras vidas, nos sumergimos en otra, más inquietante aún: el cuidado de nuestro recién nacido.
Los temores más frecuentes
¿Cómo agarrarlo? “Es tan pequeñito, que no sé cómo tomarlo en brazos sin correr el riesgo de lastimarlo”. Esto se escucha a menudo, en realidad no tiene mucho fundamento, porque los bebés son más fuertes de lo que pensamos. Por otro lado lo que sí requieren es que les demos seguridad al agarrarlo. Necesitan muchos abrazos, contención a través de nuestros brazos, para sentir nuestra respiración, nuestro corazón, sentirse cerca de mamá y papá.
Sueño: La pregunta de cuánto debe dormir y cómo debe hacerlo es muy frecuente. Los bebés suelen descansar muchas horas diarias pero intermitentemente. Hay bebés que son más dormilones y otros no tanto, por eso no es recomendable seguir un patrón fijo, pues ahí es donde vienen todas las dudas. Si el bebé no se ajusta a lo que se espera lo primero que pensamos es que algo está mal. Así que a tener paciencia para descubrir a nuestro pequeño, poder percibir sus ritmos y necesidades, asombrarnos de las diferentes respuestas a lo largo del día, permitirnos disfrutarlo.
La posición para dormir aún genera dudas, y suele aparecer al llegar a casa. Las abuelas, tías mayores o algún familiar que tuvo sus hijos hace muchos años, serán las primeras en decir que esto es una preocupación moderna, que ellas nunca tuvieron problema de colocar a los bebés boca abajo. Pues esto que se recomienda hoy, de hacer dormir al bebé boca arriba y sin almohada, se basa en evidencias científicas, que se han estudiado a lo largo de estos últimos años. Estas investigaciones demostraron que poner al bebé en esta posición disminuye los riesgos de muerte súbita y además evita ahogamientos. Esta indicación se las darán en la maternidad y el neonatólogo volverá a repetírselas. Si surgen contradicciones entre la sugerencia médica y de nuestros apoyos familiares, es importante que busquen información, que las lean y puedan ampliar de esa manera la seguridad en ustedes.
Donde hacer dormir al bebé es otro aspecto que genera dudas. Cunas, moisés, catres, cochecito, colecho, hay una amplia variedad de ofertas. Lo importante en la primera etapa será que esté cerca de la madre, en la misma habitación, y que la superficie donde se lo apoye sea recta y firme, sin almohadas. Al cubrirlo siempre dejar los brazos fuera, y que la manta sea abrigada pero liviana. El lugar donde vaya a dormir debe estar fuera de las corrientes de aire, para evitar que se enfríe porque aún es pequeñito y no logra regular eficientemente su temperatura.
“Hoy se recomienda hacer dormir al bebé boca arriba y sin almohadas porque han comprobado que esa posición reduce el riesgo de muerte súbita y evita ahogamientos”.
Alimentación: este aspecto es todo un mundo para las madres, pues aquí nos encontramos con opiniones de toda índole y desde todos los ámbitos que nos rodean, tanto de los integrantes del equipo de salud como familiares. Lo importante es informarse previamente, tomar talleres donde ofrezcan encuentros de lactancia, para poder tener las bases de la alimentación que debo darle a mi recién nacido. Es crucial saber que la lactancia está atravesada por lo cultural y que nos encontraremos con posiciones o miradas que son propias del entorno. Algo fundamental que debemos tener en cuenta es que todas las mujeres tenemos la capacidad de alimentar a nuestro bebé, si no hay ninguna patología presente en esta etapa. Conocer la importancia del reflejo de succión y no entorpecerlo es básico, por ello es que se recomienda no ofrecerle ni chupete ni mamadera a los recién nacidos. ¿Hasta cuándo? Hasta que la lactancia esté establecida. ¿Y eso cuánto tiempo puede llevar? Dependerá de cada trinomio: mamá – bebé – papá. Cada mujer produce la leche materna que su bebé necesita, o sea se adapta a la necesidad de su hijo, por ello es importante la lactancia materna directa, que el pequeño succione el pecho de su madre permitirá el fortalecimiento de ese vínculo.
“Todas las mujeres tenemos la capacidad de alimentar a nuestro bebé, si no hay ninguna patología presente en esta etapa. Conocer la importancia del reflejo de succión y no entorpecerlo es básico para lograr una lactancia exitosa”.
Mañas: “si lo tengo mucho en brazos agarrará mañas y no me dejará vivir”. Una vez atravesado los primeros días, ya se ha adquirido la confianza de los aspectos más básicos. Así es que se comienza a organizar el tiempo de forma más eficiente y es en ese momento que entra la duda cultural si tenerlo tanto en brazos luego no generará un problema mayor. Esto responde a mitos culturales, no hay evidencia científica que pueda comprobar esta aseveración que suele generar angustia, sobre todo en la madre, y en el bebé. Lo que sí sabemos, es que el recién nacido se calma al tenerlo en brazos, cerca de nosotros, está contenido en ese abrazo amoroso y de esa forma suelen descansar más relajados. También es sabido que en ocasiones, las madres están agotadas y necesitan libertad de movimiento para dormir, para caminar, para expandirse, pues la maternidad en sus inicios suele ser muy exigente. Allí es donde los apoyos son muy importantes, para poder sostener a ese bebé, y darle espacio a su mamá. Los pequeños no tienen intensión en sus demandas, lloran para expresar sus necesidades: cambio de pañal, alimentación, descanso, abrigo, etc. Existe la necesidad de cambiar de posición, de estimular ciertas partes del cuerpo y eso lo logran gracias a los abrazos, a los brazos, a la “upa”, a los cambios de posturas que vamos buscando para lograr calmarlo. Por lo tanto, en un mundo donde tan poco nos abrazamos, donde el contacto físico es mínimo, es una oportunidad el disfrutar este encuentro tan íntimo y dar respuesta a un reclamo tan básico.
“Si lo tengo mucho en brazos agarrará mañas y no me dejará vivir”, esta es una preocupación de muchas madres pero que no tiene fundamento científico. Sin embargo, está comprobado es que el bebé se calma al tenerlo en brazos”.
Seguramente al leer esta nota se dispararán otro sinfín de inquietudes o dudas. Bienvenidas todas ellas pues nos llevarán a consultar y descubrir qué pienso, cómo quiero criar a mi hijo y dónde me paro frente a eso. Esta primera etapa del encuentro con nuestro bebé extra-útero es sumamente intensa tanto en lo físico, emocional, como en lo espiritual. Aquí es donde tenemos la oportunidad de conocernos profundamente, de descubrir nuestras capacidades, más allá de lo que pensamos, de la fortaleza de nuestro instinto femenino, de esa sabiduría interior que va a la búsqueda de la comodidad, del confort y salud de nuestro hijo. Es una etapa intensa pero breve de nuestra vida y la invitación es a disfrutarla plenamente.
Myriam Alvez
Terapeuta en Medicina China
Educadora prenatal LCCE
www.maternarse.com.uy
Fecha |
02/09/2017
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