Células del cordón
En el momento del parto los padres tienen la oportunidad única de conservar las células madre presentes en el cordón umbilical del bebé, algo que generalmente se desecha. Células de Cordón Uruguay, Ag...
El milagro de la vida se origina mucho antes de tener a nuestro hijo en brazos. Y es que, previo al nacimiento, ya están sucediendo importantes hechos a nivel del vínculo mamá – bebé. El pequeño ser que crece dentro del vientre materno tiene su historia que escribió en esos meses de gestación, y su mamá tiene la suya. A partir del momento del nacimiento, escribirán una nueva historia en común.
Esta mamá dejó de alguna manera su impronta en esta relación; ¿qué queremos decir con esto? Ella será la encargada de presentarle ese mundo, al cual él no accedió aún (tampoco queremos decir que esto sea un determinismo absoluto). Si esta mamá estuvo por ejemplo muy nerviosa y preocupada, angustiada, no será lo mismo que si pudo disfrutar de su embarazo plenamente, conectándose con su hijo, y estableciendo con él un vínculo desde el vamos.
Una vez que el niño nace, las primeras semanas de vida, se acompañan del período de post parto o puerperio, en donde la nueva mamá tendrá por momentos sentimientos desencontrados, algunos de alegría y en otros lo que sobrevendrá será la tristeza.
Estos sentimientos contrapuestos son normales, y pasado un tiempo no muy largo de algunas semanas (en la mayoría de los casos) irán desapareciendo. Se comienza a dar entonces este vínculo temprano mamá-bebé, que se desarrollará de acuerdo a los ritmos de cada uno.
El contacto piel a piel, la estimulación adecuada, la lactancia natural, son aspectos favorecedores y que dan un buen comienzo. La lactancia es uno de los contactos más íntimos que una madre puede tener con su hijo. Sin lugar a dudas desde el punto de vista nutricional aporta todo lo necesario para al buen desarrollo y crecimiento, y desde otros aspectos favorece importantes conductas de apego materno. Es saludable, por tanto, que la mamá pueda dedicarle un tiempo y un espacio de tranquilidad para conectarse con su hijo. Existe un inter-juego de miradas, caricias que se va edificando en ese vínculo temprano, con todos sus componentes y que es base de todos los lazos posteriores y se construye de a dos.
En los primeros momentos, el desarrollo emocional del bebé está influenciado directamente por los afectos. Los más cercanos le van a permitir ir constituyéndose como ser propio y a la vez diferenciándose del otro (mamá) en un proceso de separación – individuación, y será justamente la mamá la que vaya permitiendo que este movimiento se pueda dar con éxito. Si la madre le puede trasmitir estabilidad y confianza, ese niño crecerá seguro de sí mismo, confiando en el otro y por supuesto también en él.
Para entender esta cuestión gráficamente, éstos primeros vínculos se asemejan a los cimientos de un edificio, si no están firmes, el edificio se irá construyendo de todas formas, pero con fallas, que se irán notando con el pasar del tiempo, y tendrán mayor o menor complejidad. En el proceso de constitución psíquica del niño sucederá lo mismo, irá creciendo pero se podrán evidenciar más tarde a lo largo del crecimiento, posibles fallas que no necesariamente determinan grave-dad, pero que remiten a ese vínculo temprano.
Un aspecto fundamental en estos primeros contactos, es como la mamá escucha y entiende al bebé. En cómo descifra y decodifica las vivencias (gestos, llantos, etc.) de su hijo sobre todo del llanto ya que es su forma de manifestarse. Ese llanto no será el mismo si tiene hambre, o cuando tenga alguna molestia física, o si lo que quiere es dormir. Esa percepción será la que la mamá empezará a comprender y actuará en consecuencia. En la medida en que lo logre, entonces entenderá los movimientos de su hijo, eso habilitará a que a partir de una necesidad que el niño tenga, empiece a poder demandar.
Hasta acá, un recorrido por las primeras etapas de la relación, seguramente las más intensas y las que a su vez nos parecen más largas, y cambiantes, ya que todos los días descubrimos algo nuevo. Sobre todo donde este rol femenino cobra más protagonismo.
Paralelamente la mamá-mujer irá retomando sus actividades y tratará de congeniar su nuevo rol con los anteriores (trabajo, estudio, pareja, actividades sociales). Es importante y sano para todos, que la mujer tenga y mantenga su espacio: en su trabajo, estudio, sus vínculos y actividades.
Sin duda mucho se ha escrito sobre los hijos y su relación con los papás y las mamás, su educación etc., pero por suerte no existe una receta universal para todos, porque justamente cada individuo es único e irrepetible, y no todos encajaríamos en los mismos parámetros. Lo bueno es poder buscar y encontrar los puntos de encuentro y porqué no de desencuentro, para lograr un mejor relacionamiento familiar.
Lic. Sandra Jegerlehner - Psicóloga
Fecha |
02/05/2018
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